domingo, 13 de diciembre de 2015

practica


  La práctica del fútbol supone una gran oportunidad para desarrollar lazos afectivos y permite potenciar en el niño el desarrollo de otros puntos de vista “ponerse en el lugar del otro” que es una habilidad difícil de desarrollar en otras esferas.
    Las consecuencias positivas de la participación en el fútbol base tienen más que ver con la calidad de las relaciones sociales que se producen en el contexto deportivo que con la competición en sí misma.
    Pero también puede ser des-educativo generando en los niños imágenes distorsionadas del deporte y el ejercicio, hasta llegar a incorporar conceptos de sí mismos como personas incapaces para la práctica deportiva, valoración que podría hacerse extensiva a otras esferas de la vida.
    El trabajo en equipo se basa en 3 elementos:
    Confianza, Cooperación y Compromiso
    Para conseguir estos objetivos cada elemento del triángulo deportivo: Jugador-Entrenador y Padres deben estará alineados con los deseos de los niños: Jugar para divertirse.
    Por otro lado se entiende que el objetivo del deporte es: EDUCAR y el objetivo de los padres y madres es Educar, entonces ¿dónde radica la diferencia? Son roles distintos el de entrenador y el de los padres y madres.
    El rol del entrenador es Educar a través del movimiento para potenciar destrezas psicomotrices y en la dinámica de grupo potenciar valores de lealtad, compañerismo, justicia, valor, esfuerzo, entre otros. Además de enseñar una serie de bases motrices que un niño de la categoría benjamín todavía necesita ajustar: salto, carrera, lanzamiento y tiro.
    Por otro lado, el rol de los padres y madres en el fútbol base se entiende como Educadores a través del comportamiento.

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